tanto vivir y solo era una espera

t a n t o v i v i r y s o l o e r a u n a e s p e r a

4 abr 2011

El peor momento en la vida de un cómico



Opción A:

La escena transcurre en el salón de un piso, en la zona norte de Madrid. Son cerca de las ocho de la tarde, y un grupo de amigos disfruta de una entretenida partida de póker, en la modalidad texas hold’em. Hay algunos vasos encima de la mesa, humo de tabaco y olor a palomitas.
-¿Doblamos la ciega ya? –pregunta uno.
-Sí, por favor –afirma Están Dap, sensiblemente agobiado-, que yo me tengo que ir pronto...
Los otros jugadores se miran entre sí. Se nota que no les hace ninguna gracia tener que andar con prisas por los compromisos de su amigo. Uno pregunta la hora...

Opción B:

Son las cinco de la tarde. Están Dap está tumbado en el sofá de casa de su abuela, en un pueblo escondido en un valle, provincia de Guadalajara. Hace frío fuera; dentro, la chimenea atrae toda la atención de nuestro cómico, por encima del canal local de televisión en el que una versión desconocida de El mundo perdido de Conan Doyle, nos recuerda el mítico profesor Challenger. Todavía algo mareado por el vino, y con el regusto del cocido en la garganta, el joven trata de encontrar su teléfono móvil en uno de los bolsillos; lo desbloquea; lo mira...

Opción C:

Las diez de la noche, el centro de Madrid, una cama de matrimonio. Dos cuerpos desnudos se abrazan, todavía jadeantes y sudorosos. La mano de ella acaricia el pelo de Están Dup, le mira, se sonríen.
-Pero todavía no te perdono... –dice ella, mientras hace una mueca cariñosa con la boca-.
-Pero cariño... –protesta Están Dup-, ¡no es nada fácil conseguir un disfraz de Napoleón!
-¿A qué hora te vas?
Rodando sobre su propio cuerpo, alcanza el reloj de la mesilla y presiona el botón para que se encienda la luz.

Cualquiera de las tres opciones termina igual:

-¡Mierda! –exclama Están Dap- ¡Me tengo que ir! ¡Actúo en Nosedonde!

                                                  (En la foto: Luis Álvaro abusando del té. d.a.  2011)